
Despolitización en el contexto actual
La despolitización en México se ha convertido en un fenómeno alarmante, evidenciado por el éxodo de fuerzas del PRIAN y partidos satélites hacia Morena. Este movimiento plantea serios cuestionamientos sobre la esencia del compromiso político. La frase popular, ¡si no puedes con ellos, únete! resulta ser un reflejo de esta triste realidad.
Desde los análisis propuestos por Louis Althusser hasta los estudios de la cultura política de Almond y Verba, vemos que el tejido social despolitizado es un terreno fértil para el control ideológico. Sin una cultura política sólida, el pueblo se convierte en marioneta de los hilos de poder.
La despolitización de la clase política
Me gustaría centrar la atención en la despolitización de la clase política. Este fenómeno ha existido durante mucho tiempo y se reafirma en el actual clima político donde la migración de figuras del antiguo régimen a Morena ha alcanzado cifras sin precedentes.
Hidalgo, en los primeros dos años del gobierno de alternancia de Julio Menchaca, ha sido testigo de esta migración, donde la vieja guardia no solo busca nuevas oportunidades, sino también un espacio donde sus intereses políticos puedan prosperar sin cuestionamientos.
Implicaciones de la migración política
La magnitud de la migración hacia Morena ha diluido las diferencias ideológicas entre partidos; el color político se ha convertido en una simple etiqueta. Muchos de los nuevos miembros de Morena no tenían un compromiso político genuino, lo que pone en duda la autenticidad de su nueva afiliación.
La precariedad de la cultura política
En muchos casos, los políticos que hoy se suman a las filas de Morena provenían de un contexto de retóricas vacías y promesas no cumplidas. Este proceso de despolitización, donde un partido pierde su esencia ideológica, no solo impacta a las instituciones, sino que también afecta al pueblo al despojarlo de su dignidad y capacidad de reflexión.
Un pueblo despolitizado es un pueblo frágil y susceptible a los caprichos del poder. La despolitización de la clase política es, por tanto, una traición y un desafío a la democracia misma.
La despolitización, en última instancia, se convierte en un enemigo invisible, una sombra que amenaza con despojar a la política de su esencia. La lucha por el poder se transforma en un objetivo individual, donde los principios y valores se sacrifican por intereses momentáneos.
Conclusión
La despolitización no debe ser ignorada. Es vital revalorizar el compromiso político y la dignidad de un pueblo que merece un liderazgo consciente y responsable. La búsqueda del poder no debe ser un fin en sí mismo, sino una herramienta para el bien común.
Foto del autor: [POR: CARLOS BARRA MOULAIN] (Carlos Barra Moulain es Doctor en Filosofía Política, originario de Santiago de Chile.)