
Una derrota inesperada en la final
Los pupilos de Benjamin Gil fueron limitados a un hit por Esmil Rogers, a quien ya habían derrotado en la etapa de clasificación. El lanzador dominicano, quien jugó en verano con el Águila de Veracruz, terminó con un récord de 6 ganados y 7 perdidos y un alto 4.85. Sin embargo, estuvo intransitable contra los Charros.
Rendimiento inconsistente en torneos internacionales
El dirigente mexicano confirmó que su equipo siempre se queda en la orilla en torneos internacionales, a diferencia de sus logros en la Liga del Pacífico, donde ya ostenta cuatro campeonatos. Albert Pujols, el debutante manejador dominicano, tiene una mentalidad ganadora que contrasta con la del experimentado Gil.
El dilema de la alineación
Poco afecto a los cambios, Gil prácticamente ignoró a los refuerzos que podría haber incorporado y prefirió confiar en sus jugadores, la mayoría de ellos extranjeros. Un claro ejemplo de este nepotismo es la decisión de poner a su hijo Mateo como cuarto bat en lugar de buscar alternativas más efectivas. Mantuvo en la alineación a Donovan Casey, quien se ponchaba cada vez que se paraba en la caja de bateo.
La necesidad de un cambio de estrategia
Tradicionalmente se argumenta que no hay que cambiar un equipo que gana… hasta que pierde. Aunque la actuación de los Charros fue buena y despertó muchas expectativas, su derrota en la final debe ser vista como un fracaso.
Foto del avatar [ POR: JORGE CARRASCO V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.
Periodista activo desde 1981 en diversos medios.
Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos.
Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.]