
La guerra sucia mediática en México
La guerra sucia mediática que establecen las voces “calificadas” del periodismo no puede ni debe pasar desapercibida en México. Los periodistas como Joaquín López Dóriga, Ciro Gómez Leyva y Carlos Alazraki se presentan como los críticos veraces, pero en realidad están creando una verdad paralela que distorsiona la realidad política del gobierno de izquierda de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Como se ha visto tras la derrota del PRIAN, la élite y oligarquía de este país están en un proceso de desconcierto político. Sin el control de los hilos del poder público, temen por su estatus social y económico, lo que les lleva a desatar una batalla mediática para socavar la democracia. La maquinaria mediática controla más del 80% de los medios y redes sociales, buscando destruir los logros del actual gobierno.
El desmembramiento de la derecha
En el estado de Hidalgo, la derecha ha perdido su representatividad. Marco Mendoza y otros panistas ya no son figuras destacadas, y lo que se ha presenciado es una migración hacia Morena por parte de aquellas fuerzas políticas que persisten. La maquinaria mediática se alimenta del desánimo de la derecha, haciendo así que se conviertan en carros de la ‘danza de los buitres’.
Conciencia ciudadana y organización política
Si el pueblo no despierta ante esta situación, lo que vendrá es sólo una mayor despolitización y posible fascismo. Es fundamental que la ciudadanía eleve su conciencia y se organice para evitar caer en las mismas condiciones que han prevalecido desde el antiguo régimen. La organización ciudadana es clave para el cambio social.
El papel de la ciudadanía en la política
Como bien lo percibió Antonio Gramsci, la fragmentación de fuerzas políticas conservadoras puede llevar, en ausencia de una respuesta popular, hacia regímenes represivos. La responsabilidad recae en el pueblo; si no se movilizan y se politizan, estarán sujetos a las opresiones que ya vivieron.
En resumen, la batalla contra el periodismo corrupto y carroñero es una lucha por la conciencia y la realidad social. La democracia mexicana está en juego, y depende de la acción colectiva del pueblo.
La danza de los buitres representa el peligro de caer nuevamente en la opresión, a menos que el pueblo despierte y active su conciencia política.